sábado, 17 de octubre de 2009

Cafés de Boedo 2da parte

La literatura y el arte boedense se acunaron en sus cafés.
Trascendido el límite barrial, ganaron luego un merecido
espacio en el “Olimpo” cultural porteño.


Allá por 1930, a lo largo de seis cuadras, que van por Av. Boedo desde México a Independencia, existían 68 locales donde funcionaban cafés, despachos de bebidas, bares automáticos y confiterías; todos ellos muy concurridos.

Los cafés que eran el lugar de reunión preferido por los artistas y poetas, fueron testigos en muchas ocasiones del drama del autor incomprendido y, de las telas ya jadas de algún pintor sin sala para exponer. Inspirado en esa realidad, González Castillo, el gran dramaturgo y alma solidaria, fundó la “Peña Pacha Camac” en la terraza del “Café Biarritz”, de Boedo 868, el único ubicado en la vereda este de la Avenida. Tenía mesas en la acera y amalgamaba un abanico de parroquianos que iba desde el político al quinielero. Pasando por el poeta, el tanguero, estudiantes que nunca dejaron de serlo, médicos, periodistas, abogados y, otro que otro excéntrico mtemático.

Al amparo de la peña, la cultura encontró el camino para llegar al hombre común; se organizaban exposiciones, conciertos, funciones de teatro, todo con entrada gratuita. Un golpe de la Municipalidad acabó con sueños y concreciones en 24 horas. Ese fue el lapso que se le dio a la Pacha Camac para desalojar la terraza, cuanden1938 la comuna compró el predio para ampliar el entonces Banco municipal.

El “japonés”, propiedad del Sr. Jamahata en Carlos Calvo y Boedo, era un baluarte libertario; reducto exclusivo de los hinchas de “Huracán” y, lugar de reunión de la gente de Editorial “Claridad”. Por su mesa pasó la bohemia de Barletta, Yunque, Tiempo, Castelnuovo y muchos otros que en aquel 1923, premiados en el concurso de escritores jóvenes organizado por el diario “La Montaña”, formaron el “Grupo de Boedo”.

No podemos olvidarnos de aquel muchacho sin trabajo, del jugador de todos los juegos y, del infaltable cantor. Figuras típicas de las noches de café.





© Peña de Historia del Sur. Ana di Cesare, Gerónimo Rombolá, Beatriz Clavenna

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